Apagón eléctrico y transición energética: la oportunidad de Andalucía para liderar el cambio

El reciente apagón eléctrico que dejó sin suministro eléctrico a millones de personas en la península ibérica durante varias horas ha puesto sobre la mesa una cuestión clave: la urgencia de transformar el modelo energético actual para hacerlo más resiliente, seguro y sostenible.

Andalucía, por su potencial en energías renovables y su papel estratégico, se sitúa en el centro de esta transformación energética. Pero para garantizar un suministro seguro y sostenible, la región necesita más que buenas condiciones climáticas: requiere inversión, infraestructura y capacidad de almacenamiento.

El apagón del pasado 28 de abril puso de manifiesto la vulnerabilidad del sistema eléctrico actual, y la necesidad de reforzarlo para adaptarlo a un nuevo modelo energético donde las fuentes limpias y el almacenamiento jueguen un papel protagonista. A medida que las renovables ganan peso, el sistema necesita evolucionar para gestionarlas de forma eficiente y segura.

En este contexto, Andalucía juega un papel decisivo. Es la segunda comunidad autónoma con mayor potencia instalada de energías renovables de España, con más de 13.600 megavatios, y una de las regiones con mayor número de horas de sol al año. Sin embargo, la red de transporte eléctrica en la región no ha crecido al mismo ritmo que la generación renovable, lo que limita su capacidad de integración y redistribución de energía.

Para responder a estos retos, la Red Eléctrica de España y la Junta de Andalucía han trazado una hoja de ruta ambiciosa. En el horizonte 2025 se contemplan inversiones por más de 544 millones de euros para mejorar la red de transporte, construir nuevas subestaciones y reforzar las existentes, así como desplegar nuevas líneas eléctricas estratégicas. A esto se suma un plan estatal que prevé destinar más de 1.400 millones a la modernización de la red a nivel nacional.

El objetivo es claro: modernizar la infraestructura para poder gestionar con eficacia la energía renovable generada, acompañar el crecimiento de la demanda industrial y garantizar la estabilidad del suministro. También reforzar la electrificación del transporte, una pieza fundamental de las ciudades sostenibles del futuro.

Red Eléctrica ya ha anunciado una inversión de más de 100 millones de euros en 25 proyectos andaluces destinados a mejorar la red de transporte. Estas actuaciones permitirán aumentar la capacidad de integración de las energías limpias y mejorar el suministro en áreas con alta demanda, como los grandes polos industriales o las conexiones ferroviarias eléctricas.

Una de las principales lecciones del apagón ha sido la necesidad de contar con sistemas de almacenamiento energético que permitan hacer frente a picos de demanda o caídas de suministro. Andalucía ya cuenta con dos centrales hidráulicas de bombeo, que permite almacenar energía en momentos de baja demanda y liberarla cuando es necesario, y además está impulsando medidas para que el autoconsumo con almacenamiento gane protagonismo, tanto en viviendas como en instalaciones públicas y privadas.

Los sistemas de almacenamiento permiten guardar la energía generada en horas de alta producción, por ejemplo, cuando hay sol o viento, y liberarla cuando la demanda lo requiere. Así se equilibra la oferta y la demanda de forma más eficaz, se reducen los picos de tensión en la red y se garantiza un suministro más continuo y fiable. Esta descentralización no solo reduce la presión sobre la red, sino que convierte a los consumidores en protagonistas del sistema energético, aumentando su autonomía y resiliencia.

El camino hacia un sistema energético robusto y sostenible está marcado por la Estrategia Energética de Andalucía 2030. Esta hoja de ruta plantea que el 75% de la electricidad consumida en la región provenga de fuentes renovables en 2030, con un objetivo global del 42% de consumo de energía final procedente de fuentes renovables. Estos objetivos están alineados con la agenda climática nacional y europea, que reflejan una voluntad firme de avanzar hacia un sistema energético más sostenible y autónomo.

Esta estrategia regional apuesta por una descentralización del modelo energético, poniendo el foco en su eficiencia, en el impulso del hidrógeno verde y la creación de comunidades energéticas locales. Estas comunidades permiten a vecinos, comercios y entidades públicas producir, compartir y gestionar su propia energía renovable, democratizando el acceso a la energía limpia y reforzando el tejido social.

El apagón eléctrico ha sido un toque de atención, pero también una oportunidad. Andalucía tiene las condiciones necesarias para liderar una transición energética inclusiva y resiliente que apueste por un modelo basado en la sostenibilidad, la innovación y la autosuficiencia. Cuenta con recursos naturales, experiencia en renovables, compromiso institucional y una sociedad cada vez más concienciada.

Invertir en infraestructuras, ampliar la potencia renovable instalada, reforzar la red eléctrica y potenciar el almacenamiento son los pilares sobre los que debe asentarse el futuro energético de la región. Un modelo que no solo responda a los desafíos técnicos y climáticos, sino que además genere empleo, fomente la innovación y mejore la calidad de vida de las personas.

Así como la naturaleza está volviendo a ocupar su lugar en las ciudades a través del urbanismo biofílico, también es momento de que la energía renovable ocupe su espacio en el corazón del sistema eléctrico. Porque una Andalucía más verde, autónoma y resiliente está más preparada para afrontar los retos climáticos de ahora y del futuro.

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